El Elemento

Quién quisiera con sus manos jugar,
sin salir quemado, lastimado;
sin quejarse de la incandescencia,
en la que se desborda mi demencia,
y se impregna en la piel enamorado,
a veces dejando una chispa fugaz…

Quién quisiese dejar una huella
sin otorgarse derechos absurdos,
con linderos de propiedad privada;
dejar que mi clemencia sea arada,
para que surja uno a uno sus frutos,
y administre nuestras cosechas…

Quién podría en bocanada beberme,
sin temer a ahogarse al intento,
ni perecer en el climax del naufragio;
sumergirse desnudo sin adagio,
confiar en la marea sin el lamento,
de intentar entre dedos retenerme…

Quién pudiera conmigo elevarse,
con toda la falta termodinámica,
y el favor del clima al despertar;
al caos de mis nubes soportar,
la inocente falla aerodinámica,
en un Cúmulus al evaporarse…

Niorv Ogrin