Mira hacia dentro de la recamara,
las horas se pasan deprisa bajo el uniforme,
no sabe como definir al «cansancio»,
no sabe si callar en vez de brindar.

Las manos pesan el doble por el horario,
mañana es otro día de trabajo,
se convence que no hay empleo malo,
se sorprende al no ver su rostro en el mercado.

¿Que habrá de comer hoy?
Con tanto atraso no hay para mercado;
¿Que habrá entonces para beber?
En este suelo solo llueve sobre mojado.

Postrado y rendido enciende un cigarrillo,
cierra sus ojos tirando de sus hilos,
buscando en el momento el destino partido,
cuando los títeres dejaron de ser divertidos.

Al tiempo le prometió otro sitio,
pero los giros no dejan de ser giros,
quizás las vísceras para esto fueron hechas,
un disfraz y el oxigeno encendido.

Deja caer al suelo su día feriado,
rogando para un amanecer no tan nublado.

Niorv Ogrin

Deja un comentario