Silencias mis labios con tu mirar,

aventurandonos en la dilatación de nuestras pupilas,

sin palabras por el pulsar profundo de nuestro respirar,

tan solo el roce de nuestras rodillas hablan…

Mis manos surcan la constelación de tu espalda,

y un mar de poros se erizan al roce de mis dedos,

una fragancia nos envuelve y nos lleva,

en un tornado que desencadena nuestros labios.

Y así, mirándonos sin mirar,

la ciudad se desliza por nuestra piel,

dejando nuestra naturaleza revelada,

en un palpitar sin freno, oculto, pero desnudo.

Una lluvia de besos sobre tu cielo,

el tibio, anónimo y erecto deseo,

palpando la humedad que destilas coqueta,

provoca la sed inquieta de mis papilas.

Por un instante el silencio es nuestro,

cuando tus pezones rozan mi pecho,

y el paraíso deja de ser un lugar siniestro,

cuando yo de ti estoy dentro.

Una sinfonía de respiración alaban a dios,

cada vez que hacemos el amor.

Niorv Ogrin

Deja un comentario